Septiembre llega con su
¡Oh Dios mío!
Evidentemente septiembre
llegó, el noveno mes del año en el calendario gregoriano, septiembre su raíz
latina viene de "séptimo" que era el séptimo mes del calendario
romano.
En México, el mes patrio en el
cual se conmemora la fiesta de la Independencia y el Grito de Dolores, en
muchos otros lugares y países hay conmemoraciones más dolorosas
"septiembre negro" como muchos le llaman.
En septiembre en nuestro
país nos sentimos más patriotas, pero no somos capaces de ayudar a los
vecinos, mucho menos a quien no conocemos, en septiembre tenemos la
euforia de comprar banderitas y adornar nuestros coches y casas, pero por
ningún motivo estamos dispuestos a quitar la peor bandera de las calles y las
escuelas: la basura y la ignorancia. En septiembre nos pintamos la cara
verde, blanco y rojo, pero jamás de color esperanza, de ese
color que mucha falta nos hace como país para ir por las filas del
desarrollo, de la cultura, de la educación y buenos hábitos.
Entonces es en septiembre
cuando puede pasar todo, fiestas, juergas, colorido por doquier, en el rubro
gastronómico los antojitos más deliciosos que muchos apetecemos, reuniones
familiares, escolares, laborales y por qué no, lo más esperado para el personal
docente de los centros educativos, suspensión escolar, un día menos para el
aprendizaje de los alumnos y futuro de nuestro país.
Un día en el que nuestro
gobierno dá “pan y circo” porque al pueblo, con eso se le mantiene, porque si
bien es cierto, mientras a nuestra gente se le dá “jolgorio” el gobierno se
dedica a hacer “fechorías” y hacer cosas de las que la gente jamás se enterará
y si se entera, hará caso omiso porque ya se compró su silencio con una
despensa, una paca de cartón o la fiesta misma.
Porque sí conocemos todo
lo que a fiesta se refiere, pero jamás las obligaciones que tenemos por el
simple hecho de haber nacido en un país rico en biodiversidad ecológica, un
país con historia, una historia que pocos conocemos pero que muchos cambiamos a
nuestra conveniencia, un país con gente cálida y de gran corazón, pero de esa
gente bonita se encarga la demagogia, encontrando cada vez una razón más
poderosa para mantener al pueblo “calladito, calladito”
Septiembre y cada mes es
una oportunidad de dar crecimiento a nuestro país, de apoyar a cada individuo a
conocer la responsabilidad individual que implica ser un gran mexicano, un mexicano
que sepa sus jerarquías como sus obligaciones y no sólo eso, que cumpla con todo lo
que implica haber nacido en este país, que cada día se sienta orgulloso de
pertenecer a un país inmensamente rico y que colabore con su riqueza.
Porque ser un individuo que no
hace nada por mejorar el desarrollo, el bienestar social y emocional, la convivencia familiar, la
cultura y la educación en el país, no se le puede nombrar mexicano, como no se le puede
llamar árbol frutal a un árbol de ornato.
Eréndira
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