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lunes, 2 de septiembre de 2013

Septiembre llegó

Septiembre llega con su ¡Oh Dios mío!

Evidentemente septiembre llegó, el noveno mes del año en el calendario gregoriano, septiembre, su raíz latina viene de "séptimo" que era el séptimo mes del calendario romano. En México, el mes patrio en el cual se conmemora la fiesta de la Independencia y el Grito de Dolores, en muchos otros lugares y países hay conmemoraciones más dolorosas "septiembre negro" como muchos le llaman.


En septiembre en nuestro país nos sentimos "más patriotas", pero no somos capaces de ayudar a los vecinos, mucho menos a quien no conocemos; en septiembre tenemos la euforia de comprar banderitas y adornar nuestros coches y casas, pero por ningún motivo estamos dispuestos a quitar la peor bandera de las calles y las escuelas: la basura y la ignorancia. En septiembre nos pintamos la cara verde, blanco y rojo, pero jamás de color esperanza, de ese color que mucha falta nos hace como país para ir por las filas del desarrollo, de la cultura, de la educación y buenos hábitos.


Entonces es en septiembre cuando puede pasar todo, fiestas, juergas, colorido por doquier, en el rubro gastronómico los antojitos más deliciosos que muchos apetecemos, reuniones familiares, escolares, laborales y por qué no, lo más esperado para el personal docente de los centros educativos, suspensión escolar, un día menos para el aprendizaje de los alumnos y futuro de nuestro país.

Un día en el que nuestro gobierno da “pan y circo” porque al pueblo, con eso se le mantiene, porque si bien es cierto, mientras a nuestra gente se le da “jolgorio” el gobierno se dedica a hacer “fechorías” y hacer cosas de las que la gente jamás se enterará y si se entera, hará caso omiso porque ya se compró su silencio con una despensa, una paca de cartón o la fiesta misma; porque sí conocemos todo lo que a fiesta se refiere, pero jamás las obligaciones que tenemos por el simple hecho de haber nacido en un país rico en biodiversidad ecológica, un país con historia, una historia que pocos conocemos pero que muchos cambiamos a nuestra conveniencia, un país con gente cálida y de gran corazón, pero de esa gente bonita se encarga la demagogia, encontrando cada vez una razón más poderosa para mantener al pueblo “calladito, calladito”.


Septiembre y cada mes es una oportunidad de dar crecimiento a nuestro país, de apoyar a cada individuo a conocer la responsabilidad individual que implica ser un gran mexicano, un mexicano que sepa sus jerarquías como sus obligaciones y no solo eso, que cumpla con todo lo que implica haber nacido en este país, que cada día se sienta orgulloso de pertenecer a un país inmensamente rico y que colabore con su riqueza, porque ser un individuo que no hace nada por mejorar el desarrollo, el bienestar social y emocional, la convivencia familiar, la cultura y la educación en el país, no se le puede nombrar mexicano, como no se le puede llamar árbol frutal a un árbol de ornato.

No soy escritora, y el hecho de laborar en un periódico no me hace serlo, pero con toda mi irreverencia me atrevo a describir lo que pienso y siento.

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Eréndira Su.

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